Según el viejo dicho es mejor prevenir que curar. Esa es una enseñanza aplicable también a la correcta gestión de los sistemas de nebulización y de las boquillas que los caracterizan en particular. Para prevenir averías, derivadas de la aglomeración de caliza, es necesario limpiar las boquillas periódicamente (recomendamos una vez al mes) mediante una simples operaciones.
En primer lugar, es necesario disponer de vinagre y agua para verterlos en dos vasos, llenándolos a la mitad. Después las boquillas se tienen que sumergir en un baño de vinagre durante 30 minutos y, después de eso, dejarlos en baño de agua durante 5 minutos. La boquilla estará lista para ser reinstalada en el sistema de nebulización de referencia, lista para nebulizar la zona circundante. Alrededor del 5% de los casos podría pasar que el sistema de nebulización no funcione correctamente, es decir que gotee, o que el ángulo de chorro de agua micronizada no sea uniforme.
En este caso es necesario abrir la boquilla con la herramienta para la fijación de las boquillas nebulizadoras, para descomponerlos en síngulos componentes que se tendrán que sumergir en vinagre volviendo a hacer los procedimientos para limpiar la boquilla en su totalidad. Después del baño en vinagre (30 min.) y en agua (5 min.), ahora también la boquilla más obstinada vuelve a estar en “perfecta forma” y lista para poderse volver a coloras en el sistema de nebulización.